Caminare sin dudar. Luchare hasta el final. Y viviré, yo sé que al final sonreire.

domingo, 2 de enero de 2011

Capitulo 2: Adios soledad

Desde que llegue aquí no eh hecho nada más que mantenerme en los placeres del computador y lo que los juegos de video me podrían ofrecer.
Ya la mayoría de mis cosas están aquí, mi cuarto sigue con el mismo diseño que con el que ha tenido por al menos quince años, con excepción que ahora esta atiborrada de cosas.

Verano aquí no hay mucho que hacer, mi madre no me tiene aun la suficiente confianza como para pedirme que haga las labores de la casa, otros podrían decir que estoy en un paraíso, pero por desgracia el paraíso se ha vuelto aburrido.

Con mi presencia eh notado que mi mamá se esfuerza por que la casa tenga más haam,,, vida.
A tratado de renovarla, y todos las labores que estaban pendientes las ha realizado, muchas a pesar de que se físico y capacidades se lo impidan.
Supongo que en estos momentos ah de estar agotada, y según ella el jardín no puede aguardar, inclusive puedo escuchar sus quejidos desde mi cuarto.

Tal vez me arrepienta, pero sigue siendo mi mamá y no me gusta verla sufrir a pesar de todos esos años de ausencia.

-Mamá...-Me volteó a ver mientras se quitaba el sudor de su frente- si quieres, yo me encargo de esto.

-¿Seguro que quieres hacerlo?, ¿por que no te quedas dentro viendo la televisión o algo así?- a pesar de sus palabras se veía el agotamiento en sus ojos

-sí, no te preocupes

Y a pesar de que no estaba muy convencida dejó de lado la podadora y entró a la casa.
Creanme o no, esta sería la primera vez que haría esto, antes vivía en un departamento en el 7º piso con mi papá. No había ni siquiera pasto, y lo más grande ahí a lo que le pudiera llamar jardín eran las pequeñas plantas en las macetas de la cocina.

Me quedé viendo esa maquina horrorosa por bastante tiempo, pensando en como se usaba esta cosa, tenía muchos botones y algunos cordones de los cuales jalar.
Empecé a apachurrar algunos y la maldita maquina me escupió el pasto que llevaba adentro, termine por huir varios metros de la infernal maquina y empecé a sacudir, mientras tanto escuche una risa, más que eso, una carcajada y volteando en su dirección, a la casa de alado en un balcón, encontré a un tipo de mi edad aproximadamente, tez clara y cabello castaño.

Hey! - me gritó desde lo alto- ¿quieres que te ayude?

Mire la maquina que seguía aventando pasto, tenía que admitirlo, era un desastre, y sí le preguntaba a mi madre el funcionamiento de esta cosa, estaba seguro que decidiría hacerlo ella.

-Sí, por favor

Tan pronto como lo dije, entro a su casa y segundos más tarde lo vi frente a mí.

-Ham.. soy Matias, y tú...

-¡Ha sí! Soy Leo...

1 comentario:

  1. Hola, hola.
    Tiempo sin verte por aquí (y yo también sin aparecer), pero en fin. ¡Wow! Grata sorpresa, voolviste a los cuentos cortos, el inicio es nostálgico y el segundo capítulo es un poco más emocionante y un poco triste. Lo único es lo de siempre (ortografía y puntuación).

    Vas muy bien :D

    Atte.
    Alchemist

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